No va a pasar nada desde ahora hasta nunca.
Estoy en plan melodramático.
Tengo hambre.
¿Es pretencioso titular un libro Lolito? Hay quien define esta novela como una parodia de Lolita, de Nabokov. Sin embargo, más allá de la relación sexual entre el protagonista de quince años y una mujer adulta, cualquier otra comparación resulta obscena.
La adolescencia es la temática principal de la novela de Ben Brooks (Goucestershire, Reino Unido, 1992). Este autor de tan solo veintidos años, ya se puede jactar de haber escrito con esta su sexta obra, que se suma a Grow Up (Crezco) Fences, An Island of Fifty, The Kasahara School of Nihilism y Upward Coast and Sadie. A pesar de su juventud ha sido nominado al premio Pushcart, traducido a varios idiomas, entre ellos el castellano, italiano y alemán y se le considera un reflejo de la nueva corriente literaria Alt Lit. Este movimiento se caracteriza por estar orientado a cuestiones de la vida cotidiana, tratadas con ironía, enmarcadas en el mundo digital con la relevante presencia de internet, redes sociales, foros y mensajes de texto como señas de identidad. Además, como en este caso, las obras que se incluyen en esta corriente tienen un fuerte tono autobiográfico y están muy enfocadas a protagonistas –y lectores–jóvenes, para los que su único objetivo parece ser conseguir de forma inmediata el éxito y el dinero, sumergidos en un desenfreno de drogas y sexo.
En Lolito, Etgar, un adolescente, se queda solo unos días en casa, acompañado únicamente por su perro Amundsen, mientras sus padres viajan a Rusia para asistir a la boda de su tío con una mujer que ha conocido en Internet. En su soledad, descubre que su novia le ha engañado con otro chico y eso desemboca en un episodio de depresión y locura que desemboca en un flirteo a través de un chat de adultos y posterior encuentro sexual con una ama de casa escocesa en un hotel de Londres.
Etgar se mueve entre la adolescencia y el periodo adulto. Se siente invadido por emociones que no logra dominar y salta de comportamientos infantiles a periodos depresivos, violentos, inseguros. Con una narrativa soez, directa, de frases cortas y rápidas, muy fresca y poco trabajada, nos trasladamos a la mente de un niño que trata de afrontar situaciones propias de adultos. Uno de los puntos fuertes de la novela es el estilo contundente y la facilidad con la que nos arrastra a buscar la lógica en las decisiones de un crío dominado por la falta de objetivos que combina el té con el licor sin reparos, en un ejemplo de desmesura, y que, al igual que sus amigos, ve el sexo como un entretenimiento vacío, ajeno a los sentimientos.
El texto es a veces desconcertante, improbable, fantasioso. Se balancea en el límite de la verosimilitud –¿es acaso normal que unos padres dejen solo a su hijo quinceañero durante varios días con apenas una o dos llamadas de teléfono en ese intervalo? ¿Que una adolescente haya abortado dos veces sin que nadie parezca saberlo o le preocupe? ¿Que los jóvenes deambulen borrachos, sin hacer nada más que ver vídeos plagados de violencia sin sentido en YouTube?–. A pesar de que el libro atrae, nos engaña, lo que es más evidente al repensar sobre él tiempo después de leerlo. Nos obliga a rememorar nuestra adolescencia, analizar nuestras conductas de entonces y estudiar las probabilidades de que hubiéramos tomado las mismas decisiones. Probablemente en la mayoría de los casos la respuesta sería que no. Pero aquí nos enfrentamos a una juventud que ha perdido el sentido de la inocencia, que se mueve entre la mesura y la más absoluta desvergüenza y que supedita sus acciones al qué dirán y a los dictados de las redes sociales.
Resulta desconcertante que en la portada del libro aparezca una cita de Nick Cave anunciando que es “el libro más divertido y brutal” que ha leído en años. Puede que coincida con la definición de brutal, pero en ningún caso con la etiqueta de divertido. Lolito es un relato desgarrador y duro, reflejo de una sociedad egoista, desconsiderada, ajena a la realidad que le rodea y que crece enferma, incapaz de asimilar las herramientas necesarias para sanarse. Leer Lolito es sumergirse en una mente desconcertada, rabiosa, en busca de su espacio en la sociedad. No ha sido la revelación que esperaba a tenor de las críticas que había leído, pero sí me ha parecido una gran novela de un escritor con un brillante futuro que aún tiene que pulir algunas aristas de su trabajo.
Aunque podréis encontrar infinidad de ellas en las redes, termino con la entrevista que Elizabeth Casillas (Revista Cactus) le hace al autor, Ben Brooks.
Alice hizo algo malo. Lo sé porque estoy dolido. Aunque se hubiera tirado a cien personas, si no me hubiera enterado no habría hecho nada malo. La gente dice muchas cosas buenas sobre la sinceridad, y yo creo que la sinceridad es como una piñata vacía. La gente debería hacer feliz a los demás, y para eso no hace falta ser honesto.
- Título: Lolito
- Autor: Ben Brooks (Traducción de Zulema Couso)
- Editorial: Blackie Books (podéis ver más información del libro aquí)
- 216 páginas. 19,00 Euros.
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1 comentario en “Reseña: Lolito”
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