La inmaculada concepción de Catherine Dufour

La inmaculada concepción es el último título publicado por la «extraña» Aristas Martínez y admito que la sinopsis me llamó lo suficiente la atención como para adelantar por la curva interior y sin zapatillas homologadas a otros libros que están ahí esperando su turno. Sigo el devenir de la editorial desde su ya extinta (y es una pena) Presencia Humana.

En La inmaculada concepción Claude, una treintañera aislada y solitaria que dedica su vida a teclear datos en un ordenador, se entera en una revisión médica de que está embarazada. Sin vida sexual y por tanto padre para su feto, se enfrenta al horror de un hijo que no desea en un entorno que le resulta cada vez más hostil.

Catherine dufour
Catherine dufour

La novela le valió el premio Grand prix de l’imaginaire a Catherine Dufour (Paris, 1966). Escritora de relatos, novelas y ensayos del género de la ciencia ficción y la fantasía (además de una reciente biografía sobre Ada Lovelace) es también ingeniera informática. Tal vez de ahí la profesión de «picadura de datos» de su protagonista. Entre sus novelas más conocidas están  «Le goût de l’immortalité» (Editions Mnemos, 2005) y «L’acroissement mathématique de plaisir» (Editions Bélial, 2008). La inmaculada concepción es su única novela traducida al castellano hasta el momento.

La inmaculada concepción y la cuestión de la maternidad

A través de su breve relato Dufour pone en cuestión la falta de control de la mujer sobre su propia maternidad. A pesar de que Claude está dentro del plazo legal de aborto en el momento de enterarse de su embarazo, las trabas administrativas son tales que los días y las semanas pasan; para cuando puede recurrir a un método anticonceptivo este resulta un fracaso, el plazo ya ha expirado y su casi inexistente capacidad de elección desaparece por imposición externa.

Esos requisitos administrativos parecen pensados para menospreciar la capacidad analítica y de razonamiento de la mujer. En cada una de las conversaciones que Claude mantiene con médicos, psicólogos o asistentes sociales, se la trata como si fuera una niña incapaz no ya de tomar una decisión razonada sino de tener control alguno sobre sus emociones.

Así, Claude responde a ese arquetipo de mujer emocionalmente rota, «histérica» a falta de un imaginario más lamentable, y acaba respondiendo como se espera de ella ante la imposibilidad de cambiar algo. Claude es a la vez víctima del sistema y causante de él, porque no consigue encontrar la forma de poner fin a su situación y acaba por dar la razón a quienes la contradicen. Pliega alas y usa el imaginario machista popular en su beneficio en el tercio final de la novela, sin que ello traiga, como es de esperar, una solución a sus problemas.

La literatura de género como saco gestacional de la realidad.

A todo esto, casi el factor menos importante en el relato es el por qué. De igual forma que McCarthy rehúye dar una explicación al panorama distópico que narra en La Carretera, en La inmaculada concepción la ausencia de un padre genético tampoco es en realidad algo a tener en cuenta sino una excusa narrativa para plantear una cuestión de fondo. Tal vez Dufour tenga la explicación en su mente y no haya querido trasladarla al papel; tal vez lo haga de una forma metafórica con un «Aquello» que vuelve una y otra vez y es el horror que no parece tener fin y que ata a la mujer en formas que ella todavía no sospecha.

Mientras, la sociedad trata de dar respuesta a su misterio: para el sistema de sanidad se trata de una violación que ha bloqueado en su mente como consecuencia del trauma; para su compañera de trabajo una cuestión parapsicológica que puede resolverse con un exorcismo; La iglesia niega la mayor y la envía de vuelta a su vida común al margen de sucesos extraordinarios de los que ya no puede dar fe.

El marco del horror gótico

A pesar de todo, en lo que se refiere a la forma Dufour no consigue ese clima de horror que busca de forma tan obvia: de lo bizarro a lo grotesco, las metáforas bestiales que pueblan sus páginas no son lo suficientemente evocadoras de la ansiedad por la que pasa su protagonista ni generan la tensión que sí logran otros magníficos relatos que también tratan esa histeria femenina, como puede ser El papel amarillo de Charlotte Perkins Gilman.

La novela es un ejercicio de revisión fantástico de la mujer en un periodo en el que «debería ser fértil», en una sociedad cada vez más poblada que lejos de acoger, aísla a sus individuos. Sola, temerosa de sus propias decisiones, Claude es una figura de respuesta a lo que se espera de ella pero su sola existencia sobre el papel deja al lector la obligada necesidad de plantearse qué debería suceder fuera del texto.

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  • Título: La inmaculada concepción
  • Autor: Catherine Dufour (traducción de Susana Arroyo)
  • Editorial: Aristas martínez (puedes leer más información del libro aquí)
  • 96 páginas. 14,25 Euros (formato papel).

Imagen de portada: Birth, de Phil Whitehouse (licencia creativa CC 2.0 atribución genérica)

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1 comentario en “La inmaculada concepción de Catherine Dufour”

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