Me encuentro por casualidad con un libro pequeño, minúsculo en tamaño. En la portada, la imagen de un hombre famélico. Es una imagen del propio Franz Kafka que firma también el título: Un artista del hambre. No será esta la única ilustración del autor que encuentre entre sus páginas, ni su nombre el único que asome.
Un artista del hambre es un relato breve que se publicó por vez primera en 1922 en la revista Die neue Rundschau, y se juntó después con otros cuatro textos más, bajo el título Ein Hungerkünstler (en francés, Un champion de jeune) en 1924, poco después de la muerte del escritor que había supervisado la edición en el final de una vida que guarda cierta similitud con la del protagonista del texto. Después de contraer una pulmonía en diciembre de 1923, Kafka se vio obligado a regresar al hogar familiar en marzo de 1924. Poco después ingresaría en un sanatorio a causa de una tuberculosis de laringe que le obligó a subsistir a base de líquidos hasta el final de su vida, el 3 de junio de ese mismo año.
Este libro en cierto forma contradecía las instrucciones del autor, que apenas publicó algunos relatos cortos en vida, siempre en selecciones preparadas por él mismo y que tenían por título, como era costumbre, el del primer cuento que abría la antología. Pero escribió por lo que se sabe unos sesenta relatos breves y su amigo y albacea Max Brod contravino sus deseos, que eran que sus manuscritos se destruyeran: publicó la mayor parte de ellos. Es difícil saber si esto es una suerte para nosotros, por haber tenido acceso a su trabajo, o una desdicha, porque tal vez Kafka no estaba satisfecho con su obra ni la veía completa, como veremos a continuación.
El argumento de Un artista del hambre no podría ser más claro y simple: contado en una tercera persona en el presente, se habla al lector de un pasado en el que los ayunadores o artistas del hambre eran el equivalente a estrellas mediáticas, admirados y temidos por todos. Sin embargo esos tiempos ya han pasado: su relevancia se ha visto sobrepasada por otros espectáculos más llamativos y el artista del hambre subsiste relegado a una jaula en un circo que nadie se para a mirar. Aún así, se obceca en su ayuno hasta que se convierte en nada, y es retirado y sustituido por una pantera.
Sin embargo, en pocas ocasiones el lector de este texto de apenas diez páginas tendrá más claro en su mente que Kafka quería decir muchísimo más de lo que dice. La alegoría se respira en cada página. ¿Pero alegoría de qué? Ahí no están tan claras las opiniones. Hay quien observa en el texto una referencia religiosa con el ayunador como figura santa –tal vez incluso el propio Jesucristo— que es permanentemente vigilado por guardias y públicos para comprobar su sanidad. Otros críticos, con quienes me identifico más, hablan del artista incomprendido, cuya visión de la transcendencia creativa y la excelencia choca con la de su público, que acaba por rechazarle e ignorarle. Esta visión se corresponde ademas con aspectos biográficos del autor.
En todo caso, en su multiplicidad de significados, está la figura del artista en el centro y también su insatisfacción: su obra nunca está completa. A lo largo del relato el ayunador es detenido de su esfuerzo —en la mágica cifra de cuarenta días, cuando el interés del público ya no mantiene el espectáculo para que a su representante le compense seguir con la exhibición—. Y se frustra y se enoja pero cede, cede ante los demás en lo que cree una obra inacabada, incompleta. ¿Pero cuándo da el artista por completa su obra?
A tenor del texto, nunca. El artista se consume, se inmola en el ejercicio de crear. vuelca todo lo que es, todo lo que siente hasta quedar reducido a la nada. Sin embargo, nada de ello es suficiente. Es, en lo que parece un giro inesperado pero que no lo resulta tanto si se analiza con cuidado, obra y artista en una misma materia.
Pero además hay una clara confrontación entre el deseo del autor, su expresión de la creatividad y el deseo del público. ¿Debe el artista plegarse a los deseos de la gente en su arte? ¿Debe proseguir con su propia necesidad de expresión aunque la audiencia desaparezca? Y en este caso, ¿sigue el arte siendo tal si no hay nadie para apreciarlo? Todas estas cuestiones sin respuesta clara se plantean en un texto que un niño puede leer sin problemas, narrado con sencillez y claridad, con una prosa esquiva a la grandilocuencia y sin embargo muy bien anclada en los temas que subyacen. Es sin duda, un relato brillante y que merece recibir toda la atención.
Más allá de mi sucinto análisis, os recomendaría leer este trabajo de Rosana Molero titulado El artista y la conformación / disolución del espacio en Kafka, que es un análisis brillante de los orígenes del autor, las influencias que recibió y, más en concreto, del texto Un artista del hambre.
El texto podéis encontrarlo sin ningún problema en red, pero yo os recomiendo también la edición de Casimiro, que incluye dos textos adicionales:
- En lo mejor del ayuno, de Christian Bank Pedersen, publicado originalmente en 2016 en la revista Poétique, revue de théorie et d’analyse littéraires, núm. 147. Es un texto extenso en el que analiza punto a punto el relato de Kafka, con respeto, con mimo y hasta con cariño y admiración. Una reflexión en la que Pedersen se pregunta, como hizo casi un siglo antes Kafka ¿qué es el arte? y enlaza lo que es evidente: la obra no se puede separar de su creador. Es un texto intenso, un poco complejo pero que merece la pena.
- El segundo escrito es A propósito de Kafka, extraído de la Carta a Gerhard Scholem de Walter Benjamin. Un texto de 1938 en el que expone sus conclusiones sobre la obra de Kafka, con sus aciertos y sus errores, de forma sucinta pero muy expresiva.
Para terminar, no me resisto a incluir un cortometraje en stop-motion de Tom Gibbons realizado en 2002, en el que adapta este breve relato. Es una representación literal, por supuesto, pero muy hermosa (aunque tal vez un poco tétrica en el estilo):
- Título: Un artista del hambre
- Autor: Frank Kafka (traducción de Raoul Albé)
- Editorial: Casimiro (Podéis encontrar más información del libro aquí)
- 64 páginas. 7,00 Euros (formato papel).
- Puedes conseguir el libro clicando en la imagen de la portada
Si has leído este breve relato, me encantaría saber tu opinión al respeto. ¿A qué crees que hace referencia? ¿Cuál es la alegoría que presencia? ¿Has leído algo más del autor? Tienes lo comentarios a tu disposición.