Poco a poco se aproxima el cierre del año y, allí donde muchos hacen listas de los mejores libros, los que más les han gustado, los más populares, lo que han estado en boca de todos o de casi nadie —yo también haré el próximo mes mi lista. Como siempre, al margen de novedades editoriales y centrándome en lo que he leído, haya sido publicado en 2017 o hace más de un siglo—, yo también siento la necesidad de ir dando carpetazo al año. En esta ocasión, hablando de un autor que me ha enamorado obra tras obra y del que, sin embargo, no había hablado en Relatos en construcción (sí en las redes sociales): Jimmy Liao.
Descubrí la obra de Liao por casualidad, cuando vi uno de sus álbumes editados por Barbara Fiore Editora —que ha publicado en español toda su obra, por lo demás extensa— en Louise Michelle Liburuak. Aunque no soy muy dada a llevarme textos desconocidos, algo en Hermosa Soledad llamó mi atención, y he de decir con alegría que ha sido el comienzo de una relación en realidad hermosa. A este libro siguieron tres más, y tengo claro que iré completando su obra poco a poco porque, aunque sus libros se leen en un suspiro, necesitan de un reposo, de una meditación. Cada una de sus escenas van mucho más allá del primer plano y en ellas se mezclan elementos que conviven con sus frases, no siempre a la par, dejando paso para que la mente del lector se mueva entre palabras e imágenes y trace ideas en su mente que las relacionen.
Jimmy Liao (Taipei, 1958) se licenció en Bellas Artes y trabajó en el mercado publicitario durante doce años hasta que fue diagnosticado de leucemia, momento en el que abandonó su trabajo y, con cuarenta años, decidió reorientarse y escribir y dibujar libros ilustrados tanto para un público infantil como adulto. Hasta el momento son más diecisiete las obras que ha publicado y que han sido traducidas, entre otros, al inglés, francés, alemán, griego, japonés, coreano y español, además de haber sido adaptado al cine con algunas de sus historias.
Sus obras, con trazos suaves y redondeados y pintados con lápices de colores, nos llevan a mundos de ensueño que rodean la realidad y la esquivan; mundos en los que sumergirse, esconderse, evadirse o recuperar experiencias ya olvidadas. Sus ilustraciones son abundantes en detalles, a veces coloridas y otras, las menos, en blanco y negro. Sus protagonistas son, en muchas ocasiones, jóvenes, casi niños, que suponen un reflejo distorsionado de su propia juventud, que sirven como excusa para indagar en sentimientos que, aunque damos por negativos, no tienen por qué serlo: la melancolía, el miedo, la soledad… sus finales no son felices, no suelen serlo. La naturaleza es, en muchos casos, una vía de escape a una ciudad opresora. Pero, aún así, siempre hay un poso de esperanza.
Aunque sus obras se suelen encontrar en la sección de literatura infantil, dudo mucho si clasificarlo como un autor adecuado para niños. Sí lo son algunas de sus obras, pero otras muchas tienen un nivel de poesía tal, de complejidad en sus textos a pesar de lo sencillo de las palabras que usa, que no sé si los niños podrán llegar a entenderlo —sí a intuirlo— sin ayuda expresa de un adulto.
Si queréis saber más del autor, os recomiendo que leáis esta entrevista publicada en la Revista Babar.
A continuación, os resumo de forma muy breve sus obras que he leído. Si hacéis clic en la imagen, podréis acceder a la página correspondiente de la editorial:
Hermosa soledad
Hermosa soledad fue la primera obra que leí de Jimmy Liao y la que más me impactó, sobre todo al conocer las circunstancias de su creación. En 1995 descubrió que tenía leucemia. Durante los tres años que duró su recuperación, Liao se dedicó a dibujar. Este libro recopila muchos de sus dibujos, de sus pensamientos, que no tienen en común más que una sensación de ruptura con la realidad, de incapacidad de avanzar, de necesidad de buscar algo diferente. En sus palabras:
Si hace muchos años no hubiera caído enfermo
y atravesado una etapa negra de mi vida,
¿en qué me diferenciaría de como soy ahora?
De no haber creado estos dibujos a modo de recordatorio,
¿me acordaría aún de esos días
que, por otra parte, preferiría olvidar?
Viendo estas obras,
vuelvo a recordar los altibajos de abatimiento y desesperación de mi vida.
Cada día, al contarles a los demás mis relatos, manifestaba mi estado de ánimo,
transmitiendo emociones que me veía incapaz de expresar con palabras.
Hoy el miedo se ha evaporado, se desvaneció la tristeza,
pero el haber tocado fondo en la vida me ha dejado sólo una vaga melancolía, una hermosa soledad.
La noche estrellada
Una adolescente desatendida por sus padres, incomprendida, que sufre acoso en el colegio, enfrenta su soledad en contacto con la naturaleza hasta que un nuevo vecino, también un alma solitaria, llega para que ambos, juntos, hagan frente a la vida durante un tiempo. Ese tiempo pasará, pero los instantes vividos, la nostalgia que a veces trae la felicidad, será un recuerdo imborrable que siempre les acompañará. Una obra plagada de enormes ilustraciones con las que nos lleva por el camino de autodescubrimiento de los dos niños, que somos todos nosotros buscando un lugar donde encajar, donde cumplir nuestros sueños y, al fin, vivir.
Soy Feliz, no me preocupo
Soy Feliz, no me preocupo, es tal vez la obra que mejor encaja como álbum ilustrado infantil de todos los que he leído. En él se extrae la conclusión más clara de todas: a ti, ¿qué te preocupa? Pero aún más importante es saber: ¿por qué? Soy feliz… es casi un catálogo, un listado de miedos que se reparten por viñetas de diferentes formatos, algunas de ellas incluso nos obligan a girar el libro para poder leer el texto. Son miedos grandes y pequeños, muchos de ellos absurdos pero, sobre todo: son miedos imaginados, como casi todos los temores que nos acechan y que se hunden en nuestro inconsciente para retenernos, para bloquearnos, para provocar el pánico de salir adelante y cumplir con nuestros sueños. Son, al final, miedos inventados.
Algunos están siempre preocupados. Otros no lo están nunca. Algunos se preocupan por las cosas eternas y distantes. Otros, por lo cercano e inminente.Las preocupaciones son como un resfriado: las preocupaciones de uno enseguida se contagian a los demás.Estar o no estar preocupado son dos caras de la misma moneda. De este mundo, a ti, ¿qué te preocupa?
El sonido de los colores
El sonido de los colores nos ofrece la historia de una joven de quince años que, poco a poco, se va quedando ciega. Es entonces cuando el mundo adquiere para ella nuevas dimensiones, y los colores se transforman en sonidos y olores. Asistimos embelesados al nuevo mundo que construye a través de sus recuerdos y cómo lo mezcla con sensaciones para crear un universo único y especial, que es suyo y de nadie más. Cuanta menor es la capacidad visual de la niña, las páginas de Jimmy Liao muestran una capacidad sin fin de mezclar y fusionar colores. El libro está repleto de referencias a poetas, a quienes dedica la obra. Tanto es así que abre con un poema de W. Szymborska y se inspira en otro de Rilke de su Libro de las imágenes. Además, hay alusiones a Matisse, Escher, libros como El Mago de Oz, Donde viven los monstruos, o bien El Jardín de Abdul Gasazi de Chris Van Allsburg.
Jimmy Liao es un mago de la delicadeza, de los dobles sentidos, de quienes piensan que, al final y tras todo lo malo, no hay quien no guarde una señal de esperanza y de ilusión en su interior. La misma ilusión que se le otorga a un niño en su inocencia. Os recomiendo que, si no lo habéis hecho ya, leáis alguno (o muchos) de sus libros. Yo, al menos, pienso continuar haciéndolo.
Y, para terminar, no me resisto a incluir el cortometraje animado Fish90 que obtuvo (entre otros) el Premio Especial de Deutches Kinderhilfswerk al mejor corto durante el 56º Festival Internacional de Cine de Berlín (2007) y que está basado en el cuento de Jimmy Liao «A Fish that Smiled at Me». Es la conmovedora historia de un hombre solitario que encuentra compañía y consuelo en su pez mascota.
¿Habéis leído algo de este autor? ¿Creéis que su obra está destinada a un público adulto o infantil? Tenéis los comentarios a vuestra disposición.