Como anuncié hace un par de semanas, este va a ser el año de las biografías y, después de esta, aquí traigo mi opinión de la segunda que he leído: Instrumental, de James Rhodes. Me da un poco de apuro hablar de este libro, más que nada porque casi todos mis blogueros lectores de referencia ya lo han comentado, así que no sé si podré aportar algonuevo a lo que ya han dicho, pero como siempre cabe la opción de que alguno no hayáis oído hablar de esta obra, algo que considero imperdonable y que creo que puedo ayudar a corregir, he decidido incluirlo entre mis reseñas.
James Rhodes (Londres, 1975) es un pianista autodidacta nacido en el seno de una familia judía de clase media. Su vida sería como la de cualquier otra persona si no fuera por un detalle: fue violado por su profesor de gimnasia entre los seis y los diez años. A raíz de esa experiencia desarrolló una serie de trastornos físicos y psíquicos que perduran hasta el día de hoy: problemas de atención, tics nerviosos, anorexia y desórdenes alimentarios, dificultades para relacionarse con otras personas, operaciones de espalda por los daños sufridos durante los abusos, disociación mental, personalidad múltiple, se autolesionaba, trató de suicidarse en varias ocasiones… Pero Rhodes encontró una vía de escape mental para toda la mierda en la que estaba metido: la música clásica. Y gracias a la música —y a una considerable ayuda de psicólogos, grupos de desintoxicación y personas a su alrededor que supieron apoyarle— consiguió salir adelante. Y escribió Instrumental para contar su experiencia.
Llevo siendo así desde que tengo uso de razón. De pequeño, la disociación era la única manera de que el mundo me resultara levemente manejable. […] Nuestras mentes son la puta hostia: se han diseñado para lidiar con cualquier tipo de situación, al menos hasta que se sobrecargan y se parten en dos. Y, sin embargo, incluso entonces suele haber una manera de recuperar algo semejante a la funcionalidad.
James Rhodes no se reprime lo más mínimo a la hora de contar —vomitar tal vez sería un término más preciso, más cercano al concepto de «escritura terapéutica»— su vida, desde su primer recuerdo, pasando por todas las experiencias monstruosas que sufrió y cuyos detalles omite, bien porque le resultan demasiado dolorosos o porque hay, o así lo ve después de su violación, gente que bien pudiera disfrutar con esos aspectos. Instrumental es un libro donde predomina el fondo sobre la forma: es el suyo un estilo desordenado, poco brillante, aunque sigue un desarrollo lineal en el tiempo, pero lo mezcla con curiosidades, anécdotas, pensamientos y reflexiones.
Aún así me parece un libro necesario. No queda claro por qué lo ha escrito —hay quien lo acusa de aprovechar su historia para conseguir más atención mediática y generar más ingresos como pianista—, si hay una necesidad por redimirse, una forma de apoyar y visibilizar a todos los menores que han sufrido y siguen sufriendo abusos… pero desde luego lo que está claro es no deja indiferente de ninguna manera.
Más allá de este relato tan duro y cruel, la historia se entremezcla con su amor por la música clásica, su ansia por llevarla fuera de los circuitos habituales y hacer de ella algo universal. Cada palabra que dedica a la música es una oda al amor, un canto lleno de energía y pasión que desborda el papel. Hay muchas referencias interesantes al proceso creativo de los grandes compositores y también al trabajo de años, de horas de ensayo diario, que se esconde tras la ejecución de una pieza musical.
También es muy revelador su análisis sobre la situación actual de la música clásica, que se puede incluso extender a otros géneros artísticos —como el de la literatura y el enrocamiento de muchos de sus agentes en fórmulas obsoletas mientras se quejan de ir perdiendo mercado año tras año—. Un ejemplo sería el párrafo siguiente, que deja muy clara su posición:
Resulta evidente que hay problemas importantes en el mundo de la música. Una estrechez de miras por parte de casi todos los que ocupan posiciones influyentes, una negatividad infantil, producto esencialmente del miedo y el conservadurismo, a tratar de llegar a un público más amplio, un desesperado aferrarse a lo conocido a pesar de las pruebas abrumadoras de que están en un barco que se hunde, la aversión y la crítica inmediata a cualquiera que se atreva a probar cosas nuevas con la música antigua y, lo que resulta más deprimente, el deseo avaricioso y codicioso de lograr que esa música increíble siga siendo solo suya y de una élite selecta que se ajuste a su criterio de lo que es un oyente válido.
No sé si James Rhodes es un gran pianista o uno mediocre. No he escuchado suficiente música clásica ni dispongo de los conocimientos suficientes para juzgarle. Pero basta con ver alguno de sus vídeos (tiene su propio canal de YouTube, además de web, un blog en el Telegraph y cuenta de Twitter) para ver que, detrás de esa persona de aspecto enclenque y enfermizo, nerviosa, que parece evitar mirar a su público en el momento de sentarse al piano, hay un increíble amor por la música y unas desbordantes ganas de hacer las cosas de otra forma, de intentar cambiar algo. Lo logre o no, el solo hecho de intentarlo, después de haber sufrido lo que ha sufrido, tiene un enorme mérito y es un ejemplo para todos los que sentimos amor por el arte en cualquiera de sus disciplinas.
Como no podia ser de otra forma, Instrumental se acompaña de una lista de piezas de distintos compositores interpretadas por diferentes pianistas que Rhodes ha escogido para comenzar cada uno de los capítulos del libro, sumando además una pequeña biografía del compositor, alguna anécdota sobre la pieza o una explicación sobre por qué representa para él algo único y glorioso. Es una transcripción de lo que hace en sus conciertos y que le ayuda a crear una conexión con la audiencia. La lista está en la plataforma Spotify y podéis escucharla aquí:
Instrumental es una obra maravillosa, poderosa, que os recomiendo que leais sin ninguna duda. Pero si aún mostráis reticencias, os parece que no estáis preparados, que no queréis conocer su sufrimiento, que os afectará demasiado, tendréis prejuicios… Aún así haceos con él y leed al menos las cien últimas páginas para sumergiros en el amor de Rhodes por el arte y la música, por la cultura, por el trabajo de difusión bien hecho —que se echa tanto de menos en tantos sectores—. Os aseguro que no os arrepentiréis.
- Título: Instrumental
- Autor: James Rhodes (traducción de Ismael Attrache)
- Editorial: Blackie Books (podéis encontrar más información en el siguiente enlace).
- 288 páginas. 19,90 Euros (edición en papel)
- Podéis leer algunas citas que he seleccionado de este libro aquí.
¿Has tenido la oportunidad de leer este libro? ¿Te asusta la temática o estás dispuesto a darle una oportunidad? ¿Le conocías ya por su labor como pianista? Tienes los comentarios abiertos para cualquier tema que te interese.
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