El fantasma en el libro es un ensayo que ya, de entrada, nos plantea una serie de interesantes cuestiones: ¿Qué es una buena traducción? ¿Somos capaces de distinguirla? ¿Qué hace que un traductor destaque por encima de los demás? Es sin duda un oficio desconocido, que nos rodea en todo momento —no sólo en los libros, también en publicidad, en televisión, en el cine, hasta en los productos alimentarios o en cualquier otro bien común— pero del que sólo parecemos darnos cuenta cuando algo no encaja, cuando «suena mal» sin que sepamos bien a qué se debe ese chirriar, sin que nadie nos haya explicado —a veces ni siquiera los traductores lo saben bien, como indica aquí Javier Calvo— cuales son las normas aplicables a una buena traducción literaria.
Javier Calvo (Barcelona, 1973) sabe de lo que habla. Es traductor de una lista inmensurable de autores anglosajones como Ted Hughes, Ezra Pound, David Foster Wallace, Chuck Palahniuk, J.M. Coetzee, Donald Ray Pollock… Pero, además, también comenzó a publicar sus propias obras en 2001, con la recopilación de relatos Risas enlatadas, a la que siguió su primera novela, El dios reflectante (2003). En 2005 volvió a los cuentos, con Los ríos perdidos de Londres, y dos años después publicó la novela Mundo Maravilloso, finalista del premio Fundación José Manuel Lara en 2008. Es precisamente esa dualidad traductor-escritor uno de los puntos que trata casi al final de este ensayo:
Y sin embargo, para mí es evidente que el traductor literario es un escritor. Es una de las lecciones que he aprendido de mi vida entre traductores. Puede que pase toda su vida sin publicar libros bajo su nombre, pero aun así lo es. Y esto es porque la traducción es una modalidad propia de creación literaria: lo que yo he llamado en este libro la escritura invisible o fantasmal.
Se divide El fantasma en el libro en cinco capítulos y estos, a su vez, en dos bloques separados: por una parte, los tres primeros se centran en la evolución de los traductores a lo largo de la historia, desde su papel de cuasi sabios hasta la función meramente de técnico que tienen hoy en día, desde los traductores obsesionados con la literalidad a aquellos que consideraban que la obra original debía ser «retocada» –cuando no directamente reescrita— ya sea por facilitar la comprensión a los lectores, adaptarla a los gustos y costumbres literarios de la época o porque el traductor consideraba que su valor narrativo o estilístico no estaba a la altura. Son estos tres capítulos llenos de anécdotas curiosas, entretenidas, contadas de forma sencilla, con un lenguaje neutro que predomina a lo largo de todo el libro.
Los dos últimos capítulos se centran en la situación actual de la traducción, los problemas a los que se enfrentan los profesionales que ven cómo aumenta la presión —de plazos, económica… — mientras siguen tratando de aclarar cuales son las herramientas más adecuadas en la traducción. Pero también se plantean otro tipo de cuestiones siempre interesantes, como el abrumador dominio de la cultura inglesa y americana sobre todas las demás, o la eterna búsqueda por parte de algunos de un castellano «neutro», válido tanto en España como en los países hispanohablantes de Sudamérica, al margen de expresiones locales, con la pérdida de riqueza comunicativa que ello supone. También entra en juego el —no tan reciente, por otra parte— fenómeno del fansub, aficionados a sagas, ya sean series o libros, que se coordinan para traducir o subtitular la nueva entrega de su obra favorita en apenas horas, adelantándose así a las editoriales con su trabajo no remunerado y planteando un nuevo espacio de trabajo al que todavía no se ha llegado a dar respuesta.
El fantasma en el libro es una obra que recomendaría a todo aquel que una sola vez se haya hecho alguna pregunta sobre la traducción. Es un aprendizaje amable, a base de anécdotas que, aunque no llega a dar respuesta alguna, sí plantea numerosos aspectos de discusión y reflexión. Tengo libros traducidos por Javier Calvo en mi biblioteca (todos los de David Foster Wallace, por decir algunos) y es una obra en la que se entiende la enorme complejidad de su trabajo, el nivel necesario para transmitir ideas no pensadas para ser traducidas en algunos casos. A pesar de que han ganado cierta notoriedad —ahora al menos se incluyen sus nombres en algunas portadas— ahí queda la pregunta que plantea Javier Calvo:
¿Cuántos nombres de traductores eres capaz de mentar?
He marcado en esta ocasión multitud de párrafos, algunos de los cuales podéis leer aquí.
- Título: El fantasma en el libro
- Autor: Javier Calvo
- Editorial: Seix Barral (podéis encontrar algo más de información aquí y leer un extracto del libro aquí)
- 192 páginas. 17,50 Euros (Edicion en papel); 9,90 Euros (edición digital)
- Puedes comprarlo aquí:
¿Has leído este libro? ¿Eres capaz de nombrar al menos media docena de traductores? ¿Qué opinas del oficio? Tienes los comentarios a tu disposición.