Por si la curiosidad os carcome —a mí estas pequeñas «tonterías» me entusiasman, lo admito— cada capítulo de El exorcismo de mi mejor amiga, de Grady Hendrix, comienza con una línea de una canción muy de la época en la que está ambientada esta novela de terror y, además de ser todas las canciones muy reconocibles, podéis encontrarlas en una lista de reproducción en Spotify que se llama igual que se titula en su edición original esta historia. Por ponerlo aún más fácil, es esta de aquí.
A quien me pregunta, le respondo con la afirmación de que El exorcismo de mi mejor amiga es un cruce de lo más logrado entre El exorcista, película de terror de William Friedkin de 1973, y el canal de la MTV de cuando la MTV se dedicaba más a la música que a los reality shows para posadolescentes. Por si esto fuera poco, es también una historia que ha generado mucho hype en redes sociales que yo diría bastante justificado.
Grady Hendrix, un nuevo señor del terror de corte slasher.
Grady Hendrix es un autor que está causando cierto revuelo en los últimos años, en especial en nuestro país desde la edición, también en Minotauro de Guía del club de lectura para matar vampiros. En dos años se han publicado cuatro de sus títulos, lo que a mí al menos me confirma —no con solo este ejemplo, claro; la estadística requiere de un poco más de esfuerzo— que en un momento de incertidumbre del mercado del libro no hay nada como jugar al caballo ganador. Tal vez a riesgo de quemarlo, pero esa es otra historia.
Grady Hendrix ha sido ganador del premio Bram Stoker y nominado a los premios Shirley Jackson y Locus y también podemos encontrar en nuestro país Horrörstor (editada por Hidra), una novela que transcurre en una tienda que plagio de Ikea y de todo lo terrible que este establecimiento puede ofrecer, asesinatos incluidos. Más reciente ha sido la edición de Grupo de Apoyo para Final girls, también en Minotauro. Es decir, que si quieren adentrarse en el mundo de Hendrix, hay hilo del que tirar.
Terror ochentero para miedos atemporales.
El exorcismo de mi mejor amiga es un coctel ochentero que avanza su contenido desde la misma portada con una una ilustración y una estética muy reconocibles y asimilables a los VHS de esos años. No se me escapa que hay mucha gente que ya no sabe qué es un VHS pero, a pesar de eso, Hendrix ha conseguido una legión de seguidores. ¿Cómo, sin apelar a la nostalgia de lo vivido?
En El exorcismo de mi mejor amiga nos encontramos con dos jóvenes estudiantes de secundaria, Abby y Gretchen, mejores amigas desde los tiempos de la infancia. Pero en una noche de juerga adolescente sucede algo y Gretchen empieza a cambiar: está siempre de mal humor, irritable y la gente de su entorno empieza a sufrir incidentes o desgracias en los que siempre está implicada. Abby empieza a investigar y sospecha que su mejor amiga está poseída.
Si nos detenemos en el puro y duro mensaje de terror, la novela juega con la intensidad de forma bastante sutil, empezando por pequeñas notas sutiles como lo hacen en su equivalente cinematográfico los slashers. Poco a poco esta intensidad va in crescendo hasta desenvolverse en el territorio del horror más evidente y gráfico. La referencia al cine no es gratuita: la novela ha tenido ya una adaptación a la pantalla a través de la plataforma de Amazon Prime —al parecer sin demasiado éxito de acuerdo a las críticas recibidas—.
Un marco adolescente feminista para una historia asexual y atemporal
Pero para que una historia de horror funcione, y lo haga además dentro del marco de la suspensión de credulidad —salvo que alguien aquí crea en las posesiones demoníacas, en cuyo caso no hace falta recurrir a ningún recurso adicional—, hay que apelar a algo más cercano, más conocido y, en general, más cómodo en la vida cotidiana. En El exorcismo de mi mejor amiga hay un llamamiento a un momento crítico en la vida de los humanos: las relaciones sociales en la adolescencia, cuando las interacciones entre jóvenes son tan determinantes del carácter, cuando dar un paso en falso en público genera una sensación de vergüenza que será —eso nos parece— eterna.
En la adolescencia todo es —todo ha sido, todo será— un drama que, visto desde la perspectiva del lector adulto, dando lugar a situaciones que nos va a llevar a no añorar esa época con momentos divertidos pero también con otros oscuros. Hendrix juega, sobre todo, a enfrentarnos a esa figura tan manida en la ficción que es la de amigos para siempre, amigos que superan todo frente a viento y marea. ¿Existen de verdad esas amistades que se mantienen desde el parvulario hasta la tumba? ¿Y qué pasaría si la amenaza de esa tumba llegara antes, mucho antes de lo previsto, tal vez en la adolescencia? Es además un tratamiento que no cae en el maniqueísmo de las relaciones femeninas y que permite vislumbrarlas desde un punto de vista incluso asexual ya que la mayoría de las situaciones serían trasladables a una relación entre hombres.
El efectivo revival de los ochenta.
No hay que dejar pasar el influjo que esta novela ejerce en la memoria y lo logrado de la ambientación en general. Ahora que estamos en un momento de revival de los ochenta gracias también a ficciones televisivas como Stranger Things, Hendrix sabe sacarles partido y trasladarnos con mucha efectividad a una época sin caer tampoco en la nostalgia por la nostalgia. Recordar la adolescencia tiene su punto, revivirla no tanto.
Para pasar un buen rato, para pasar un buen/mal rato, para cantar Like a Virgin de Madonna… El exorcismo de mi mejor amiga es una receta para un par de horas de pérdida de tiempo efectiva. En los tiempos que corren y en la literatura que nos llega es de agradecer un poco de entretenimiento bien ejecutado.