Sigo, poco a poco, completando la obra de David Foster Wallace. Desde aquella conferencia titulada Esto es agua, di el salto a los ensayos, con Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer y con Hablemos de Langostas. Esta vez traigo la primera obra de ficción del escritor que he leído, una recopilación de relatos que tiene por título Entrevistas breves con hombres repulsivos —de nuevo un título extravagante y excesivamente largo—, en honor a uno de los relatos que lo conforman, si bien éste aparece de forma fragmentada. Está muy próximo el día en que me lance a por La broma infinita, aunque su longitud (algo más de mil doscientas páginas) sigue atemorizándome a decir verdad, pero no me preocupa en exceso ya que aún me esperan algunos libros más para completar su obra, como las otras dos novelas La escoba del sistema y El rey pálido, las otras dos colecciones de relatos cortos La niña del pelo raro y Extinción, y la colección de ensayos En cuerpo y en lo otro. Y no me puedo olvidar del libro de entrevistas de Stephen J. Burn: Conversaciones con David Foster Wallace, que en Un libro al día consideraban imprescindible. Vamos, que aún tengo David Foster Wallace para rato, aunque tampoco para demasiado.
En Entrevistas breves con hombres repulsivos nos enfrentamos a una colección de veintitrés relatos de lo más variopintos, sin conexión aparente entre ellos, aspecto que no me agrada en exceso y que, a diferencia de los ensayos que he leído anteriormente y que muestran una mayor uniformidad, son muy desiguales en lo que a calidad se refiere. Resulta evidente a medida que se van leyendo que han sido escritos —y publicados en diferentes revistas y recopilaciones de relatos— a lo largo de un período indeterminado de años y existe una variación en el estilo (lenguaje, longitud, etc.), lo que creo que resta esplendor al libro en su conjunto, porque algunos de los relatos parecen simples bocetos, como por ejemplo la cuarta parte de Mundo Adulto que, si bien muestra la intencionalidad por parte de Wallace de adoptar esa forma esquemática, rompe el desarrollo de la narración.
Hay maneras correctas y fructíferas de intentar establecer una «empatía» con el lector, pero tener que imaginarte a ti mismo como el lector no es una de ellas; en realidad está peligrosamente cerca de la trampa temible de intentar anticipar si al lector le va a «gustar» algo en lo que estás trabajando, y tanto tú como los pocos escritores de ficción con los que tienes amistad sabéis que no existe manera más rápida de meterte en atolladeros y matar cualquier perentoriedad en tu trabajo que intentar calcular por anticipado si lo que estás haciendo va a «gustar». (fragmento de Octeto)
Como hasta ahora, David Foster Wallace muestra un manejo impecable y una precisión deslumbrante en sus textos. Cada imagen, cada palabra parecen escogidas con una minuciosidad obsesiva para lograr transmitirnos, partiendo casi siempre de simples anécdotas, experiencias y sensaciones que en ocasiones nos llegan a desbordar, como la ansiedad y terror de un adolescente subido a un trampolín del que no se atreve a saltar en En lo alto para siempre —uno de mis favoritos—, o las obsesiones de La persona deprimida, relato en el que Wallace parece desahogar sus propias frustaciones a través de una mujer deprimida y ansiosa que vierte toda su desesperación en su terapeuta y su grupo de ayuda particular.
Si hay algo que puede ser una conexión entre todos las historias de Entrevistas breves con hombres repulsivos es que se alejan del modelo clásico de relato de introducción – desarrollo – desenlace. En muchas ocasiones uno o varios de estos elementos están ausentes de la historia, bien porque arranca directamente en el nudo del tema que quiere tratar, o porque lo deja colgado, sin un final claro, a elección de lo que el lector quiera hacer con él.
Otras cuestiones que ofrecen varios de los textos en común son las temáticas centradas en la psicología de la mente y en la imagen de la mujer. El relato Entrevistas breves con hombres repulsivos, son una colección de diálogos —o más bien monólogos, pues nunca se lee la réplica— de un grupo de hombres que se caracterizan por una cierta visión enfermiza, machista o ingenua de la mujer, llegando a hacer análisis que resultan una afrenta, como en el que un hombre considera que el que una mujer sea violada es positivo en cierto modo, pues le sirve a esta para ser consciente de su fortaleza mental, pero siempre de forma razonada hasta el detalle, llegando a tal punto que a veces resulta complejo encontrar el error básico en el razonamiento descrito y nos lleva dudar de nuestra opinión frente a la del personaje.
Nuevamente nos encontramos con una traducción de Javier Calvo, quien tiene que sufrir, una vez más, las obsesiones de Wallace con respecto no sólo al fondo, sino también a la forma, como en el caso de la hilarante Tri-Stan: He vendido a Sissee Nar a Ecko, una especie de ensayo ficticio sobre la aparición de un nuevo modelo de televisión estadounidense dominado por las sitcom, los vigilantes de la playa y la publicidad; o en la agotadora por complicada de leer Rotulus Praeterius, un ejercicio sobre las connotaciones de género, sexuales e históricas del término «rollo».
A pesar de esta variedad de temáticas, de formas de expresión y de movernos entre textos muy asumibles y ligeros frente a otros de una complejidad extenuante, Entrevistas breves con hombres compulsivos desprende ese magnetismo que ha hecho mella en algunos de nosotros y que nos ha convertido en lectores compulsivos de David Foster Wallace.
- Título: Entrevistas breves con hombres repulsivos
- Autor: David Foster Wallace (traducción de Javier Calvo)
- Editorial: Literatura Random House (consulta aquí más información de la editorial)
- 408 páginas. 9,95 Euros (disponible en formato Ebook a 6,99 Euros)
¿Os habéis animado ya a leer algún libro de Foster Wallace, o tengo que seguir insistiendo? ¿Os ponéis del lado de los que odian su forma de escribir o sois fans incondicionales? Recordad que tenéis a vuestra disposición los comentarios.
Si quieres leer esta colección de ensayos, puedes conseguirla aquí:
1 comentario en “Entrevistas breves con hombres repulsivos”
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