Las navidades de 2022 se vieron truncadas con una noticia que nos causó mucho pesar a quienes, como yo, nos habíamos reencontrado ya adultos con la literatura infantil: el 11 de diciembre falleció Wolf Erlbruch, ilustrador y autor de libros infantiles que supo imprimir un toque personal a su obra y hacerlo de forma que no restara un ápice su visión adulta de los textos. Buena prueba de ello es El pato, la muerte y el tulipán, una delicadísima aproximación a la muerte.
—He estado cerca de ti desde el día en que naciste… por si acaso.
—¿Por si acaso?— preguntó el pato.
Erlbruch no ilustró su primer libro infantil hasta 1985, cuando contaba ya treinta y siete años. Hasta entonces había llevado a cabo trabajos de ilustración para distintos medios como Esquire, pero fue el nacimiento de su hijo lo que le llevó a aceptar el encargo de Peter Hammer, de la editorial Wuppertal. En palabras del propio autor, quería que su hijo pudiera decir: «Mira, mi papá hizo un libro para niños«. Desde entonces fueron muchos los libros que ilustró, ya fuera para niños o para un público más adulto.

Wolf Erlbruch, un creador único
La obra de Erlbruch trata cuestiones únicas, a veces incluso incómodas que rayan en lo filosófico pero que siempre afrontaba con muchísima serenidad. Pero eso tampoco dejaba al margen otras obras más divertidas. De hecho, es curioso que, cuando el libro que más se está recordando sea El pato, la muerte y el tulipán, su obra más conocida en nuestro país sea una muestra de esa escatología tan divertida que hace las delicias de los más pequeños: El topo que quería saber quién se había hecho eso en su cabeza, una obra que ahonda, por difícil que sea creerlo, en la metodología de investigación científica para descubrir cosas. En este caso, un topo investiga quién se le ha lanzado una hez a la cabeza para tomarse su justa venganza. Wolf Erlbruch fue en esta ocasión solo ilustrador, dando vida al textodel autor Werner Holzwarth.
Muchas de sus obras contaban con un punto de vista autobiográfico. Sus personajes tenían gafas de pasta negra y redondas, como las suyas, o bien trabajaba temas como Leonard, un cuento en el que retrata el miedo de su hijo, de entonces seis años, a los perros.
Gracias a su estilo surrealista con trazos limpios y papeles superpuestos para formar una ilustración final, fue merecedor de los mayores premios en el campo de la ilustración infantil, como el Astrid Lindgren Memorial Award en Suecia, o el célebre Hans Christian Andersen Award en 2006.
El pato, la muerte y el tulipán.
Explicar la muerte a un niño es una cuestión complicada pero a veces necesaria porque su curiosidad innata les hace preguntar de forma constante sobre ello. Puede parecer de entrada un tema demasiado grande, demasiado filosófico. Erlbruch sin embargo lo ataca sin dudar y, sobre todo, lo hace sin miedo: la muerte es algo necesario, una compañera de por vida que nos enseña que cada momento es precioso y hay que disfrutarlo.
Este álbum ilustrado nos narra la historia de un pato que un día descubre que la muerte está a su lado. Asustado, cree que eso significa que ha llegado su hora y no se siente preparado para morir. Pero el texto de Wolf Erbruch desprende inteligencia y muestra a una muerte, un esqueleto con una cálida bata a cuadros, como un ser acogedor que comprende la inquietud pero sabe que su presencia sola no justifica ese miedo. El pato acaba por aceptar que la muerte está ahí y no permite que eso estropee sus ganas de nadar o de trepar a los árboles. Ambos acaban siendo amigos en cierto modo y charlan y comparten momentos.
La dificultad de narrar la filosofía
No me resisto a incluir esta versión animada del cuento, que respeta el texto original sin que por ello sustituya en absoluto a la versión ilustrada.
- Título: El pato, la muerte y tulipán
- Autor:Wolf Erlbruch (traducción de Moka Seko Reeg)
- Editorial: Barbara Fiore Editora (más información del libro aquí).
- 32 Páginas.18,00 Euros (formato papel);