Después del éxito de su primera novela, La ciudad de la lluvia, el abogado bilbaíno Alfonso Del Río retoma paisajes conocidos en El lenguaje oculto de los libros. Y lo hace proponiendo una suerte de yincana en el espacio, desde Oxford a Bilbao, pero también en el tiempo. Como ya sucediera en la primera, pasado y presente se entremezclan para crear una novela estructurada en capítulos cortos y con mucho cliffhanger, perfecta para el verano y para disfrutar de las pistas que nos llevarán a resolver el misterio de la novela de Gabriel de la Sota, autor bilbaíno ficticio del que Del Río se vale para llevarnos a una época industrial que comienza a quedar olvidada.
El lenguaje oculto de los libros es una novela con un punto de aventura a lo Indiana Jones
En esta novela aparecen grandes escritores. ¿Es porque eres lector de Tolkien, de Lewis y estos nombres tenían que estar aquí?
Cuando empecé a trabajar en esta novela tenía que visualizar el tráiler de lo que iba a ser esta aventura. No me apetecía renunciar al thriller porque es algo que tengo dentro y quiero escribir por y para enganchar al lector, pero sí me apetecía mucho ese punto de aventura, incluso hasta de Indiana Jones. Qué dos mejores escritores y qué mejor época que la de Lewis y Tolkien, que además eran amigos y escribieron novelas tan reconocidas. Pero lo que empezó como un mero hacerles compartir escenario acabó convirtiéndose en hacerles personajes totales. Eso supuso un gran reto para mí.
Había leído ya mucho sobre ellos. Por eso me atraían tanto en dos vertientes distintas: una para divertirme, la otra para hacerme pensar. Luego se fueron convirtiendo en personajes y el reto viene porque hay mucha documentación sobre lo que escribieron, sobre lo que hicieron en vida, pero no sobre cómo eran. Yo tenía que darles voz, un carácter, pues fui viendo a través de las biografías que Lewis tenía un carácter más socarrón, marcadamente burlón, intelectual… Tolkien quizás era más retraído, pero tenía su mala leche también. Han sido protagonistas en 1933 ayudando al autor ficticio Gabriel de la Sota a escribir esa famosa novela que es El Señor del mal. Y en 1961 forman parte de la búsqueda que han de hacer los protagonistas de ese tesoro a raíz de sus páginas.
¿Qué te llevó a utilizar un apellido tan real y tan de Bilbao como De la Sota?
Una razón, más superficial es que buscaba algo que fuera fonéticamente sonoro que impactara. Por otro lado, es lógicamente un homenaje a la figura del empresario vizcaíno. No uno en concreto, no Ramón de la Sota, sino esos apellidos ilustres que tiraron de la economía vasca en los principios del siglo XX.
¿Por qué lo has situado en los años treinta de Bilbao?
En esos años la relación Oxford-Bilbao era, si cabe, más fuerte. La relación Vizcaya-Inglaterra tenía un componente incluso romántico, no sólo empresarial, la anglofilia que existía aquí era muy marcada. Era el momento de usar esa época y crear un personaje que fuera a la vez cultural y empresarial, como Gabriel de la Sota, me da pie a meterle en Oxford y conocer a estos dos personajes: C. S. Lewis y Tolkien.
¿De cuántos escritores bebe Gabriel de la Sota, que es ficticio a diferencia de los demás?
Gabriel de la Sota tiene un punto de escritor. La amistad entre los tres se basa sobre todo en las amistades reales que tenían. C. S. Lewis y Tolkien en aquel Oxford que tenía las tertulias literarias. Solamente tenía que hacer introducir un amigo más. Miguel de Unamuno, que sí hace un cameo que es un poco homenaje, dice: “usted siempre está escribiendo sobre sus tonterías; debería usted pronunciarse”. Se ve que De la Sota es un escritor más al estilo Lewis, poco serio, pero que habla de las cosas que le importan en la vida, lo que pasa es que no es tan profundo. No es sino al vivir ese drama que le mete en ese sufrimiento de saberse perseguido que va perdiendo su risa, sus riquezas, su empresa. Va perdiéndolo todo y aprovecha ese momento de mayor creatividad para construir junto con sus amigos El señor del Mal.
Es una novela que habla del bien y del mal y de cómo se ve amenazado y de que cuando amenazas todas las virtudes que hacen al ser humano acabas cargándote a la persona, algo que es mucho más difícil que matarle.
El libro es un homenaje a la literatura, a sus moralejas y aprendizajes
¿Por qué te has centrado tanto en la cuestión maniquea del bien y el mal?
Porque Lewis y Tolkien se centran en ella. No quería darle un peso que desviara la atención del lector, pero es verdad que es un homenaje a la literatura. Antes los libros o los cuentos eran la manera que la gente tenía de aprender. De ahí se sacaban las moralejas. En un momento uno de los protagonistas dice que no entiende los cuentos de Lewis y Tolkien. Ahí le frenan y aclaran que lo suyo no son cuentos: Hablan del bien y del mal, sacan un mensaje a la vida y lo hacen más accesible a las personas.
También en un momento pongo en boca de alguno de los personajes que el mal no entiende de bandos, pero sí entiende de guerras. Esas guerras se disputan interiormente en cada uno. Intento no darle demasiado peso para que no se cargue la parte thriller, pero era ilógico que hablando de la literatura en esos años no mencionara eso.
¿La idea de la búsqueda del tesoro está pensado para un público lector más joven?
Bueno, la idea de la búsqueda del tesoro, no sé si queda muy literario decirlo, me recordaba a Indiana Jones. No es una búsqueda del tesoro en sí, sino que más bien es una serie de pistas y descifrado de enigmas. Por eso se llama El lenguaje oculto de los libros. Lewis Carroll y Tolkien eran maestros en crear lenguajes y a partir de ahí quizás crearon hace treinta años un lenguaje entre los tres, incluyendo a Gabriel, que tuviera reminiscencias de élfico o incluso el euskera para introducir pistas en el propio libro. Ese punto de aventura tiene la gracia de atraer a más lectores. Yo tenía claro que quería pasármelo muy bien escribiendo este libro.
El hecho de incluir pistas dentro de pistas no sé si puede llegar a ser tan obsesivo que necesitas pasarlo bien o quizás se sufre con eso.
Antes de ponerme a escribir nada estoy meses y meses pensando, cojo cuadernos y los voy rellenando, garabateando, haciendo dibujos, dibujo también a los personajes, les redacto biografías… Esto provoca que yo esté ya muy metido en la novela y que haya un momento dado en que tenga tanta construcción que veo árboles, pero no veo el bosque. Efectivamente, esto es hablar de un libro dentro de un libro. Esta novela es un homenaje a los libros.
Ha costado más escribir El lenguaje oculto de los libros al tener en cuenta la presión de los lectores
¿Te costó más escribir El lenguaje oculto de los libros o La ciudad de la lluvia?
Fueron distintos. En La ciudad de la lluvia quizás me costó menos la ejecución práctica de la idea. En este me costó más porque suponía adentrarme en dos personajes distintos, en un mundo más de aventura…
Hablando de la documentación, quizás me ha costado más en este libro porque he tenido que representar a dos personajes y un Oxford de los años sesenta. Creo que ha costado más este por una sencilla razón: cuando escribí La ciudad de la lluvia lo hice en la intimidad de mi habitación, sin saber si alguien me leería. Luego llegaron miles de lectores. ¿Estaré a la altura para el siguiente? Escribí con esa presión estos dos años; estás escribiendo no solamente para cumplir las expectativas de los lectores, sino también de una gran editorial que ha apostado por ti. Pero bueno, llevo bien la presión, tampoco pasa nada.
¿De dónde sacas el tiempo?
No tengo mucho tiempo, estoy esperando el quinto hijo, trabajo de sol a sol… En verano me tomo mis cinco días, pacto con mi familia. Luego intento durante todo el verano sacar dos o tres horas al día. Los fines de semana también puedo escribir, pero es difícil hilar una historia que dejas cada cinco días. Al final es mi tiempo libre. También es verdad que me cuesta más trabajo porque las escribo en dos años y medio frente a autores que igual pueden publicar todos los años. Todos los días es imposible. Todos los fines de semana, sí.
¿Qué nos cuentas de Úrsula? Ella también se convierte en escritora.
Sí, Úrsula es personaje central. El otro día publiqué en redes sociales un dibujo que hice de ella. Es un personaje que tiene que ser muy potente porque tiene una relación con su padre muy fuerte, vive a la sombra de un personaje que era muy grande pero que murió en la ignominia, convive con un apellido ilustre que a la vez está manchado por todo lo que sucedió en 1933. Por otro lado, también tiene que convivir con un libro que amará y odiará a partes iguales. Es el libro que describe cómo acabó su padre muriendo y que ha dado de comer a su familia. Ella se reconstruye a sí misma y todo el mundo acaba reconociéndolo como lo buena escritora que es.
¿Por qué situar parte de la novela en Oxford?
Porque enamora. Tengo clientes que son productoras audiovisuales y sé de la importancia de tres cosas: tener la idea pensada, tener muy claro el tráiler de la película; el desarrollo de los personajes y el contexto. Una película no tiene tanto éxito si se desarrolla en un sitio luminoso o si se desarrolla en un ambiente gris, a pesar de que sea la misma trama. Oxford le daba un ambiente romántico y de aventura a la novela. Y por supuesto es la cuna de Tolkien y Lewis. Fui allí de viaje para documentarme. Tenemos la suerte de tener catedráticos de Bizkaia que son los de los mejores especialistas de Tolkien y Lewis y de su mano pude quedar allí con gente que sabía todo sobre ellos. Estuve tomando café donde ellos estuvieron, paseando por donde paseaban… Oxford tenía que ser no un contexto sino personaje de la novela.
El personaje de la hija de Wallace se describe de una forma muy metafórica durante la novela. ¿Por qué no darle un contexto un poco más real?
Lo estuve hablando mucho con una psicóloga especialista en autismo. Tengo familia con autismo y ya sabéis que parte de los beneficios de La ciudad de la lluvia y también de esta novela irán a distintas organizaciones como CABI. Me atraía mucho la idea del personaje y estuvimos valorando ponerle una voz en primera persona. Por entonces no se conocía tanto el autismo y no sabían ponerle apellidos. La psicóloga me dijo qué rasgos tenía que tener el personaje y así los puse. Es un personaje que guía a su padre quien es, si queréis, el punto de vista del lector, el único que no aporta demasiado. Es su hija la que le va sacando de esa espiral de borracheras y de lamentaciones y le va ayudando con las pistas y se erige personaje crucial en la trama.
¿Cuáles son los valores ocultos de la historia?
Hay cinco partes y en cada una de ellas se definen valores como la generosidad, la justicia, el amor… Están muy claramente expuestos, tan claramente que están cada una de las partes en que se divide el libro.
- Título: El lenguaje oculto de los libros
- Autor: Alfonso Del Río
- Editorial: Destino (más información del libro aquí )
- 496 páginas. 19,90 Euros (formato papel); 9,99 euros (formato electrónico)