Cuento de hadas

Se da la circunstancia de que el libro más largo que he leído este año, Cuento de hadas de Stephen King, es el que menos he tardado en leer. He comprobado cuánto se tarda en narrar un audiolibro y son casi veintiséis horas. Se da la circunstancia de que ha finalizado la campaña de novedades hasta 2023 y siento una inmensa sensación de libertad a la hora de escoger mis lecturas que me anima a leer sin interrupciones y con notables ganas. 

Stephen King es un autor recurrente en este blog aunque, muy a mi pesar, no parece que nunca llegue a completar su obra —no al menos si publica un libro por su cuenta más otro par de ellos en colaboración con otros autores cada año—. De forma paradójica, me siento muy en casa cuando leo sus obras. Es paradójico porque sus obras no suelen ser precisamente acogedoras. Puede deberse a que me traslada a mi adolescencia. Aunque aún recuerdo con terror su primera novela que leí: Cementerio de animales. Puede ser por que ningún otro autor consigue en mi una absoluta rendición a su contexto: la suspensión de la incredulidad llega como sin proponérmelo. 

En todo caso y poco a poco me animo a ir completando la lectura de sus obras. 

Stephen kIng durante la promoción de la adaptación al cine de It (2017)
Stephen kIng durante la promoción de la adaptación al cine de It (2017)

Cuento de hadas: un homenaje a la fantasía clásica 

Cuento de hadas es, dentro de la producción de King una novela que se aleja de su línea más terrorífica para adentrarse en un género que, si bien no es pura fantasía y cuenta con algún pasaje un poco más sombrío, sí se encuentra más cerca de sus convencionalismos. Es, además, una historia que muestra una enorme cercanía con un público más adolescente. Es probable que se deba a que ha escogido a un chico en su último año de instituto como protagonismo, en un momento vital en el que las decisiones dejan de estar –al menos en su mayoría— supeditadas al «yo» como fuerza impulsora frente al beneficio común de una sociedad.

Pero la razón principal es que Cuento de hadas es una reformulación de algunos de los principales clásicos de fantasía que habitan nuestra memoria, no solo en la literatura sino también en el medio audiovisual. 

La novela nos ofrece la historia de Charlie Reade, un estudiante de instituto que perdió a su madre cuando contaba diez años y su madre la atropelló. A raíz de aquello su padre se abandonó a la bebida y Charlie tuvo que cuidar de si mismo y también de su padre. Siete años más tarde ayuda a su vecino Howard Bowditch, un ermitaño huraño que vive era su misma calle y se vuelven inseparables. La muerte del anciano le deja en herencia a Radar, una perra muy anciana, su enorme caserón y un secreto que ha conservado toda su vida: en su cobertizo hay un portal a otro mundo. 

Lo cotidiano de lo fantástico y lo fantástico de lo cotidiano. 

Cuento de hadas es, visto en contexto, una suerte de vuelta de tuerca a relatos como El mago de Oz o La historia interminable: el viaje épico de un joven que hasta ese momento vivía una situación más o menos acomodada y que de repente se encuentra enfrentado a decisiones que escalan más alto de lo que un casi veinteañero normal está acostumbrado a tomar. 

King no esconde estas referencias. Es más: las retrata abiertamente y las menciona sin pudor. Tal vez eso sea el primer paso que le aleja del convencionalismo de las historias que homenajea al escapar de la copia de arquetipos. Por sus páginas desfilan un Pepito Grillo que es más consciencia de fantasía que de moral, una sirenita de triste destino o una princesa en plena fase de negación ante un reino que se hunde en la magia más oscura. También hay hueco para referentes más cercanos al fantástico actual, como la feria de Bradbury que también se cuenta entre las lecturas favoritas de Stephen King. 

Un reencuentro con viejos demonios 

Pero si de referencias hablamos, tal vez Cuento de Hadas es también una reexploración del pasado del propio autor. En especial, de su adicción a las drogas tras su atropello. El primer tercio de la novela –de ritmo cadencioso y más lento a lo que nos tiene acostumbrados– se centra en la recuperación del padre de Charlie de su adicción a la bebida tras la muerte de su esposa: una época oscura que ambos tratan de obviar pero que pesa por la situación de abandono que sufrió el joven a manos de un padre incapaz de hacer frente al presente y que deja de lado el rol de padre.

No se escapa que la salida de esa situación no fue —al menos no solo— por la existencia de un hijo, sino más bien por la presencia de un amigo que le apoyó para que acudiera a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Es una descripción cuando menos curiosa que rompe la narrativa del hilo padre-hijo y lo reduce a una situación de convivencia cordial, amorosa tal vez, pero no alude a los lazos familiares como un ancla de sostén. Esa relación de familia semi quebrada se repetirá una vez más en el seno del mundo fantástico, donde Charlie descubre en un proceso natural de paso a la etapa adulta, que algunas relaciones pueden llegar a pesar más en lo emocional que las de sangre. 

Cuento de hadas con un significado clásico. 

En un marco donde los componentes mágicos, con la distorsión física como prueba de la distorsión mental, son abundantes pero escogidos y no ahogan, King hace lo mismo que hacían los cuentos clásicos antes de que su forma narrativa se impusiera sobre el mensaje con toneladas de azúcar y colores pastel: envía una advertencia que invita a reflexionar sobre la adicción —a sustancias pero también al poder—, la amistad, el rol de la paternidad y la conservación de un presente que se deforma también ante la presión de los medios o la tecnología haciéndonos olvidar quiénes éramos. 

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  • Título: Cuento de hadas 
  • Autor: Stephen King (traducción de Carlos Milla Soler) 
  • Editorial: Plaza y Janés (más información del libro aquí) y se puede leer un fragmento aquí). También está la opción, que considero bastante factible en esta ocasión, de escuchar la historia, lo que puedes hacer desde aquí
  • 856 Páginas. 24,90 Euros (formato papel); 12,99 euros (formato digital) 

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