El catálogo de la editorial Alpha Decay y yo no terminamos de encontrar un diálogo común. Creo que el problema no es de la editorial sino de que no me siento interpelada por su estrategia comercial. Lo cual está bien, porque significa que tienen bastante claro a quién se dirigen. Pero no es a mí.
Como tengo la sensación de que me estoy perdiendo cosas interesantes (y hay gente a mi alrededor que no para de insistirme en ello), hace unos días compré Crudo, la obra debut de Olivia Laing.

Fotografía: Patricia Millán
Crudo, cuando quieres hablar de todo y de nada al mismo tiempo.
En realidad, Crudo (2018) es su debut en la ficción, pero no en el género de ensayo. Olivia Laing (Reino Unido, 1977). Antes de llegar a esta obra acelerada y vertiginosa, Laing había publicado To the River: A Journey Beneath the Surface (2011), un libro de viajes inspirado por Virginia Woolf, The Trip to Echo Spring: On Writers and Drinking (2013), un ensayo sobre un grupo de autores estadounidenses y su relación con el alcohol, y The Lonely City: Adventures in the Art of Being Alone (2016), un ensayo que analiza la expresión de la soledad en la que vivimos a través del arte.
En Crudo, muchos de estos elementos se encuentran de nuevo en la fusión actualidad/arte. La protagonista, Kathy, es una mujer de cuarenta años a punto de casarse que considera ese hecho como un punto crucial para dar un giro a su existencia.
Crudo es un constante avance sin un propósito concreto. Escrita en una suerte de diario visto desde un narrador superior, la acción se desarrolla en un plano semejante al tiempo real. Entre viajes y mudanzas Kathy se asoma a un abismo en el que se conjuga la actualidad que la inunda desde las redes sociales, un cambio de rumbo y de vida que espera le den un propósito firme y el miedo a no estar a la altura de las expectativas tanto en el campo personal como en el profesional.

La abrumadora sobredosis de información
Crudo es una obra que tiene algo de autoficción, Kathy es un cruce extraño entre la propia autora y la escritora feminista Kathy Acker, de quien toma frases para insertarlas en su prosa —no me convence, dicho sea de paso, la forma en que se han incluido las referencias a la obra de Acker—. Es una novela que pretende hablar de todo y, al final, no habla de nada.
El problema es que una prosa tan directa, tan brutal, tan llena de frases que tatuarse en la mente no viene acompañada de una historia a la altura. De ninguna historia. Así, el lector se sumerge con rapidez en la vida diaria de una mujer de cuarenta años con un talante infantil en algunos aspectos, con un miedo primario al compromiso, con una falta de autodefinición que llega a sorprender. Ama y es amada pero se niega a renunciar a su propio espacio personal. Trata mal a quienes son más cercanos en un ejemplo de sabiduría popular puesta a prueba.
Al tiempo, observa con asombro —la acción está fijada en 2017— el ascenso de Trump en la política estadounidense, que viene a ser la mundial, la aparición de corrientes fascistas, el desarrollo de movimientos artísticos más o menos acertados, situaciones propias de la prensa más amarillista y, en general, un bombardeo continuo en directo de informaciones reales o imaginarias.
Un mensaje claro pero sin historia
Superada la sorpresa inicial, el objetivo de Laing es claro: denunciar la locura en la que nos vemos sumergidos, la ruptura de identidad, la falta de reflexión en la vida diaria y una sensación de soledad y de incapacidad de congeniar con los demás a pesar de que el contacto humano nunca fue más abundante.
Laing habla de la falta de compromiso, de la frivolidad de la vida moderna en la que nos sumergimos de cabeza inspirando aquí y allá pero sin terminar de empaparnos de nada en concreto. Del mismo modo, Crudo es un boceto muy bien estructurado, con párrafos brillantes, pero a la que le falta un hilo conductor para ser considerada, de forma plena, una novela: la trama. Su ausencia o la profusión de pequeños hilos narrativos sin vocación de continuidad dejan la sensación de que podría haber sido algo grande pero se ha quedo por el camino.
De nuevo me veo en la perspectiva de tener que renunciar a una obra del catálogo de la editorial que no termina de encajar en mis intereses. Por suerte, y para reconciliarme eternamente con ella, no podría estar más agradecida por la edición de la colección de relatos Trilobites, de Breece D’J Pancake, que son sublimes.
- Título: Crudo
- Autor: Olivia Laing (traducción de Albert Fuentes).
- Editorial: Alpha Decay. (Podéis encontrar más información sobre el libro aquí)
- 128 páginas. 17,70 Euros (formato papel).