No soy yo, de Karmele Jaio: «nos engañamos a nosotros mismos, nos inventamos paraísos»

No soy yo es la traducción al castellano de Ez nariz ni, colección de relatos de Karmele Jaio que se adentra con suavidad en las vidas de un grupo de mujeres invisibles, mujeres que tienen esa edad maldita en que ya no son consideradas jóvenes y hacen un ejercicio de revaluación de sus vidas.

Con esa excusa, con ese drama de por medio, las historias fluyen desde lo particular, a veces con ironía, nunca con dramas profundos que exageren lo cotidiano. Es una habilidad en su narrativa, después de leer La casa del padre, la que demuestra para jugar a ese toque de atención sobre lo general desde lo íntimo. Como también que el paso del tiempo (una década, aproximadamente) no ha apolillado unos textos que siguen siendo vigentes, no sabemos si por suerte o por desgracia, a la vista del tema.

karmele jaio
Karmele Jaio
Fotografía: Jon Hernáez
¿Qué se siente al enfrentarte de nuevo a textos que han cumplido más de una década? ¿Es tu mirada la misma? ¿Los reconoces?

A todos nos pasa que con el paso del tiempo somos otra persona, vamos cambiando. A la escritura también le pasa. Reconozco que en algunos relatos me he encontrado más alejada que en los que he escrito recientemente. Como la traducción la he hecho yo, me ha dado la oportunidad de moldear un poco o acercar las historias a la actualidad, pero siendo fiel a lo que a lo que había. No sé si lo diría así, pero respecto a las estructuras o la historia es verdad que en algunos noto una diferencia. Pero aún así me reconozco en ellos y los he considerado un desafío.

 

En esta edición en castellano de No soy yo hay relatos que no estaban en la original. Supongo que todo el mundo te preguntará por el que tiene lugar durante el confinamiento. Vemos la pandemia en las noticias, en la no ficción, pero todavía no nos gusta, a mí me genera cierto rechazo, verla en la ficción. No sé si incluirlo es normalizarlo de alguna forma.

Es como decir vale, ya me he rendido, esta es la realidad. Tuve dudas con ese relato en concreto porque lo centra mucho en el tiempo, lo ciñe a un momento muy concreto mientras que los otros no están en esa línea. Decidí incluirlo porque encajaba en ese universo creado, aparece ahí también el tema de la violencia contra las mujeres de forma más explícita. Siento que te lleva un poco más a la realidad que estamos viviendo ahora y que a veces queremos olvidar, pero está ahí.

 

Los relatos tienen en común a unas protagonistas mujeres, de una edad no especificada pero que estará en torno a los cuarenta o cincuenta años. Son mujeres vacías, invisibles para la sociedad. Me recuerdan mucho a las frecuentes quejas de las actrices que a esa edad parece que ya no son aptas ni para hacer de madres. ¿Hay un espacio temporal donde la mujer es olvidada?

Entre otros temas, uno es desde luego la sensación de invisibilidad que sienten muchas mujeres a partir de una edad. Eso va relacionado con lo que se valora de las mujeres. La razón fundamental que los guía es qué es lo que se valora en un hombre o en una mujer. Todavía tenemos el peso de que en las mujeres se valora mucho más el aspecto físico, la belleza y estas características. Ellas se encuentran en ese momento en el que experimentan esa sensación y son conscientes de un cambio en su aspecto, su cuerpo, su cara… Las lleva a una cierta angustia por el paso del tiempo y por perder esa belleza o juventud a la que tanta importancia se le da en la sociedad,

También se habla de esa penalización por envejecer que es general a hombres y mujeres pero que en el caso concreto de las mujeres pues tiene unas características que aparecen ahí.

 

También hay cierta autocrítica, o así lo veo, en la historia de la pareja que decide ir a Ibiza de vacaciones y la mujer se encuentra con una ruptura entre su visión ideal, romántica, bucólica de las cosas y la realidad.

Quería remarcar la idealización del pasado, de la juventud. A veces no era así y, además, es algo que no tiene vuelta, no se puede volver a esos lugares que enamoraron, a veces es lo peor que puedes hacer. Pasa lo mismo con muchas situaciones de la vida: tenemos idealizadas ciertas cosas y cuando las enfrentamos cara a cara no son como como pensábamos.

También quería hacer esa crítica que igual no es tal, mostrar como nos engañamos a nosotros mismos, nos inventamos paraísos, pensamos que lo mejor está en otro sitio en lo que no hicimos. Hubo un momento del pasado en que elegimos un camino y no otro y siempre pensamos que el otro hubiera sido mejor. Hablo de esa insatisfacción, de estar siempre mirando a la parte que la botella medio vacía.

También me quería reír un poco de eso, en todos los relatos o casi todos hay algo sobre reírse de uno mismo, de una misma. Me parece interesante utilizar un poco la ironía o el humor, es una herramienta muy buena para poder acercarte a algunos temas que plantearse en un tono más serio o menos eficaz.

 

No soy yo es una colección de “relatos paréntesis”. No tienen un final como tal. Son situaciones que llaman al lector a reflexionar, pero no siempre describes grandes dramas o momentos críticos sino que parecen situaciones en suspenso.

Los finales están un poco abiertos. A mí me gustan los relatos así, que no se cierran del todo con un chimpún. Creo que un aspecto fuerte de los relatos en general es precisamente que en su desarrollo dejan muchas zonas de sombra, sugieren mucho y no lo cuentan todo, dejan un espacio para el lector, para que descubra. Lo mismo ocurre con los finales de las historias, me gustan los que te dejan pensando en lo que ha ocurrido. No me interesa tanto que te ofrezcan una solución para que pases al siguiente relato como que te hagan volver atrás y repensar la historia.

 

En este año 2022 que casi has abierto tú se están anunciando muchísimos libros de relatos, al menos durante el primer semestre. No sé si lo ves como una tendencia, si ves que el relato tiene ahora más camino. Yo disfruto muchísimo del género, pero sé que es más difícil de vender, sigue habiendo reticencias.

La verdad es que no lo sé, no tengo la respuesta. Si fuera así me alegraría. Es cierto que los relatos tienen muy difícil venta no ya en la librería, sino hacia la editorial. En mi caso estaban ahí, los ofrecí y ha sido fácil y eso ya es una señal de que quizá pueda estar cambiando algo. Ojalá. El relato está minusvalorado en el mercado del libro, parece un género menor. Hay que introducir siempre la explicación de que no son textos para niños.

A mí siempre me ha parecido un género muy exigente con quien escribe, que no te permite que sobre ni una palabra, todas tienen que tener una función dentro del texto, no puedes irte por las ramas. Es difícil escribir un buen relato. Además también es un genero exigente con el lector: exige un lector activo y quizás vivimos en una sociedad en la que nos gusta que nos lo den todo hecho. Quizá es esa una razón de que no funcionen tan bien. Es una cuestión de gustos o, a veces, de no haberse acercado nunca al mundo del relato.

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  • Título: No soy yo
  • Autor: Karmele Jaio
  • Editorial: Destino (más información del libro aquí )
  • 176 páginas. 18,50 Euros (formato papel); 8,99 Euros (formato digital)

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