No hay luz bajo la nieve: entrevista a Jordi Llobregat

Llego con un poco de retraso. Grabé esta entrevista el 11 de septiembre y espero que Jordi Llobregat me perdone que no haya tenido tiempo hasta ahora de transcribirla con calma. También es cierto que el tiempo da esa perspectiva que roba la inmediatez, que he escuchado el audio como si fuera la primera vez, como si no hubiera estado presente, y eso lleva a ciertas alegrías y sorpresas.

No hay luz bajo la nieve es la segunda novela de Jordi Llobregat (Valencia, 1971) tras El secreto del Vesalio (destino, 2015). Álex Serra, subinspectora de homicidios, es enviada a un pequeño pueblo entre montañas en los Pirineos para investigar una serie de asesinatos que parecen tener cierta carga ritual. El ambiente, opresivo y cautivador, es un personaje adicional que cubre toda la novela en la que se mezclan multitud de acontecimientos que en un principio no parecen tener conexión entre si.

No hay luz bajo la nieve es un conjunto de piezas de un puzzle.

No hay luz bajo la nieve es una novela donde se juntan un sinfín de cuestiones que se enlazan página a página. ¿Intentar abarcar demasiado  es un riesgo de perder el hilo del lector?

En el libro anterior (El secreto de Vesalio) me pasó lo mismo. Aconsejado por algunos escritores me planteé pasar la barrera del segundo libro con algo rápido y sin complicaciones, porque es un hito después de la presión y la expectativa generadas por el primero. Cuando me puse a escribir se me olvidó lo que se suponía que tenía que hacer y salió así.

Es un libro complejo, con una trama también compleja. Son piezas de un puzzle que creo que encajan muy bien al final.

¿Escribes de todos los temas que toca la novela (la ansiedad, la emigración de judíos hacia España cruzando los Pirineos, las fábricas textiles, el tema Olimpiada y cómo genera tensiones a nivel gubernamental…) desde una perspectiva o un interés personal?

Hay cosas personales importantes, sí. El escritor habla de cosas que al final solo le interesan a él. Los temas más personales, como lo que sucede con el padre de la protagonista, es un reflejo de lo mucho que he vivido con el mío. Pero todo el mundo tiene padre, todo el mundo puede identificarse o empatizar con la historia. Otra cuestión es profundizar a un nivel que produzca desconexión en el lector, que no lo vea como algo suyo. Eso sería un fallo mío.

Esa cuestión es tal vez la más personal en la novela, junto con la cuestión de los ataques de pánico que sufre la inspectora Álex Serra. 

Sí y de eso puedo hablar porque me he documentado conmigo mismo, es fácil. Es una cuestión que me importa porque cuando te planteas un personaje en una novela debe tener un conflicto personal importante, aunque a veces caiga más en el estereotipo que en el arquetipo, por desgracia. Pero a nadie le interesa un personaje feliz al que todo le va bien. Queremos que tenga algo que resolver.

Me pareció interesante que tuviera ataques de pánico porque es una dolencia, no enfermedad, que, cuando ocurre, no es comprendido por tu entorno, no lo  entienden ni lo reconocen. Puede irte todo muy bien y aún así estar en esa situación infernal, considerar que te estás volviendo loco… Por fuera todo va bien y por dentro sientes que te estás muriendo.

Además se relaciona con el tabú que aún existe en torno a las enfermedades mentales. Si vas al médico no pasa nada, pero si dices que vas al psicólogo está mal visto y genera rechazo.

Verosimilitud no es lo mismo que realidad

Esos ataques han generado alguna controversia en redes respecto a la novela porque parece poco verosímil que una inspectora de policía pueda desarrollar su labor de forma normal. 

Primero la suspenden. Debo haberlo explicado mal porque hay quien no lo ha interpretado así. Pero su jefe directo tira de influencias para que la destinen a otro puesto. Eso sí es más increíble, que tenga ese nivel de influencia, pero cae en el área de lo factible. Cuando un lector siente que falta esa verosimilitud no se puede hacer mucho más, pero no hay que olvidar que estamos hablando de ficción. La verosimilitud no es lo mismo que la realidad.

¿Somos más tiquismiquis en ese sentido los lectores?  ¿Exigimos realidad dentro de la ficción? 

No, el lector base no se va a detener en esto. Porque en realidad el hecho de que la suspendan o no no importa, es un contexto para presentar a una mujer con problemas que es asignada a una investigación. Creo que son los reseñadores, las editoriales…

¿Las editoriales tienen miedo? 

Sí, totalmente. Mi nombre, por ejemplo, es muy catalán aunque yo soy valenciano. En el momento en que estamos eso tiene su aquel. Las editoriales intentan que su trabajo se venda y hay determinadas ideas que las asustan, se fijan mucho en las opiniones globales.

Pido al lector un punto de paciencia

La estructura me recuerda en cierto modo a un embudo; partes de diversos puntos que, poco a poco, van confluyendo hacia el desenlace. Esto puede llevar al lector a dudar, desorientado respecto a la dirección de la trama. 

Lo hablé con la editorial. Pero los lectores son más inteligentes de cómo los queremos tratar a veces. No quiero escribir una novela de mierda donde todo quede muy clarito. He intentado trabajar escenas cortas que provoquen sensaciones independientes, que generen preguntas pero que no facilitan tanto el trabajo, hasta que llega el punto en que el lector entra en la historia.

El planteamiento de No hay luz bajo la nieve es como jugar con un puzzle. No voy a darte las piezas en orden, las lanzo todas. El lector coge una, luego otra… al principio parece que no tienen nada que ver entre sí. Pero a medida que se colocan se ve cómo se forma la historia.

Pido al lector ese punto de paciencia. Está bien que se lea rápido, pero no quiero que se lea como un acto funcionarial, quiero que el lector disfrute.

Se lee rápido pero aún así es un libro extenso, de más de quinientas páginas. ¿Ha habido retoques por parte de la editorial?

No, en mi caso al menos me han dado la opción de hacer lo que quería. Como mucho mi editora me ha sugerido cambios o me ha pedido que explique más algo que no terminaba de quedar claro. No me han coartado. De hecho, no sabían la extensión hasta que entregué la novela.

¿Libros electrónicos o en papel? 

Los libros electrónicos ayudan a mucha gente con problemas de lectura al permitir ampliar la letra. Estuve en Escocia hace unas semanas y en librerías había secciones enormes con libros adaptados para gente con problemas de lectura. Lo mismo en bibliotecas. Y hablo de libros actuales. A ver qué hacemos aquí.

Todos los libros tienen un enfoque audiovisual

La narrativa de No hay luz bajo la nieve es muy visual, con mucha escena de acción y un cierto enfoque de serie o película que tal vez resulte más complicado de describir pero que tiene un efecto muy poderoso. 

Yo lo que quiero es que el lector olvide que está leyendo. Quiero que viva una experiencia, y para ello necesito transmitirle con palabras la visión que yo tengo para que lo interprete de la forma más similar. Aunque no será nunca igual y eso es también apasionante, porque el ciclo del libro no termina hasta que es leído y el lector lo hace suyo, a veces de forma sorprendente para el escritor. Me gusta saber lo que piensa el lector e intento acercarme a cómo creo que va a interpretarlo.

Vivimos en un mundo audiovisual; se dice mucho que tal o cual libro lo es, pero es que lo son todos. No podemos escribir de forma que no lo sea. Pero para mí lo que es importante es hacer sentir, que crean que estoy hablando de personajes reales. Eso es posible cuando creas un entorno que rodea a la historia y a los personajes, tiene que ser algo que la gente ponga en duda aunque algunos puntos sean absoluta ficción.

Hay un punto que a mí sí me ha parecido inverosímil: la cantidad de golpes que recibe Álex y que aún siga en la brecha.

Volvemos a lo mismo y al final es un juego: no se trata de hacer algo pegado a la realidad. Es más, en la novela hay elementos sobrenaturales. Es una obra literaria en la que quiero mostrar lo dura, insistente y cabezota que es ella, porque tiene algo que demostrar, porque es mujer y cada día tiene que probar que vale más que sus compañeros…

Quiero entender y asimilar las diferencias entre hombres y mujeres

Hay una profusión de novela negra con protagonista femenina que parece que excede con mucho el porcentaje real en la realidad. En alguna entrevista que he leído comentabas que la idea era mantener la historia fuera el protagonista hombre o mujer. 

En Valencia sí hay muchas mujeres policías con cargo.  Hay diferencias entre hombres y mujeres pero en muchos aspectos son iguales, sufren por las mismas razones, tienen similitudes importantes pero también hay una serie de diferencias que me interesan. El proceso de escritura lo es también de aprendizaje y a mí me interesa. Por ejemplo me encanta Rosa Montero porque, además de cómo escribe, lo que escribe sobre las mujeres me abre los ojos, plantea visiones y sensibilidades que yo intento asimilar. No tengo muy claro cuáles son las diferencias pero quiero saber si las hay, entenderlas. Ya en mi primera novela los personajes femeninos eran importantes y en No hay luz bajo la nieve tenía claro que la protagonista iba a ser mujer.

Coincido en que a nivel editorial hay una moda, sobre todo en el género negro, en crear personajes femeninos. Pero hay escritoras que creo que funcionan bien porque tienen personajes femeninos y las mujeres están hartas de leer personajes masculinos. Mi hija pequeña, de ocho años, lee ahora muchas historias protagonizadas por chicas, tiene sus heroínas. Leíamos Harry Potter y yo me quedaba pensando en que era una historia de un chico. No pasa nada, lo va a disfrutar, pero acabamos hablando de Hermione. Educo a mi hija para que se sienta igual pero existe una distinción de roles que es difícil de combatir.

No hay luz bajo la nieve coincide con que haya ahora más personajes femeninos pero quería hacerlo así, quería un personaje que me gustara. A veces puedes caer en la tentación de hacerlo suponiendo que va a vender más, pero una novela no funciona por eso. De hecho Álex me gusta tanto que podría plantearme la posibilidad de escribir más sobre ella.

¿Qué se siente estando en el otro lado? Eres director de Valencia Negra, lees mucho, criticas mucho…

Como director no critico nada públicamente porque no tiene lugar. Aunque me den libros que no me gustan, porque hay muchísima gente poniendo pasión pero que no sabe escribir, hacer cien páginas de lo que sea es un esfuerzo enorme y eso hay que respetarlo.

Cuando sacas un libro quieres que funcione, hay mucho trabajo y expectativa detrás y quieres que lo lea mucha gente. Y te enfrentas constantemente a la pregunta ¿cómo va?. Hay que asumir que la gente te puede poner a parir. Y duele. Mucho. Sobre todo en redes sociales donde una mala crítica vence a veinte buenas. Tenemos que intentar pasar de eso, porque te aumenta la ansiedad, estás buscando que a la gente le guste, te preguntas por qué no… Ojalá no hubiera valoraciones en plataformas como Goodreads. Si no te ha gustado el libro, lo revendes, lo devuelves… no hace falta hacer una crítica machacando al autor. Pero es una exposición: publico el libro y tengo que aceptar lo que haya. No puedo hacer nada.

jordi llobregat, no hay luz bajo la nieve, destino

  • Título: No hay luz bajo la nieve
  • Autor: Jordi Llobregat
  • Editorial: Ediciones Destino  (puedes leer más información del libro aquí)
  • 552 páginas. 20,50 Euros (formato papel); 9,99 Euros (versión digital).
Fotografía de portada: Carandoon (Flickr con licencia creativa CC by 2.0 Atribución)

Piérdete en el archivo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *