Mayo 2019: entran menos libros, salen más lecturas

Los sucesos inesperados obligan a cambiar los planes, eso está claro. Este mes sufrí un pequeño accidente de tráfico —sin daños personales, solo materiales— que me ha obligado a ajustar al máximo el presupuesto que tengo para libros.

No nos engañemos: no tengo un presupuesto para libros, solo una cierta dosis de autocontrol. Tampoco demasiado.

En todo caso, eso me ha llevado a, por un lado, rebajar un poco mi lista de lecturas pendientes y, por otro, a leer todo lo que ha entrado en la biblioteca este mes. Así que me siento un poco menos culpable por dejar que los libros caigan en el olvido y se cubran de polvo en la estantería.

Lecturas de mayo

Este no ha sido un mal mes, con doce libros leídos (once, para ser precisos, aunque al último le faltan un puñado de páginas).

He cumplido con el objetivo de leer un libro de gestión o formación. En este caso ha sido Practicando la escritura terapéutica, de Adorna Castro. Es un libro de ejercicios de escritura que se puede enfocar desde un punto de vista psicológico pero también como un conjunto de propuestas de escritura. No lo recomendaría para leer del tirón sino para ir picoteando de vez en cuando, como ejercicios de desbloqueo de escritura.

En literatura juvenil he cumplido al leer tres libros (uno de ellos para compensar la única lectura de abril): he revisionado el clásico Blancanieves en una preciosa edición ilustrada de Nórdica, he leído La mujer de la guarda, una historia profunda y con muchas lecturas basada en una leyenda india y también la divertida historia Los hermanos Willoughby. El último me ha resultado muy, muy divertido.

El resto del mes se ha completado con tres ensayos (de dos de ellos hablo más adelante), cuatro novelas y un libro de relatos, además de un magnífico manga, Solanin de Inio Asano, gracias al que me he reencontrado con la novela gráfica nipona, que tenía un poco de lado.

Creo que ha sido un balance estupendo.

Entradas publicadas en mayo

Además del habitual resumen mensual, esto es lo que os habéis encontrado en el blog durante el mes de mayo.

  • La reseña de Esta bruma insensata, última novela de Enrique Vila-Matas, acompañada de algunos de sus comentarios en la rueda de prensa durante el festival Gutun Zuria.
  • La entrevista a Eloy Tizón por su volumen Herido Leve, una recopilación de treinta años de lecturas con notas biográficas que se mueve entre la reseña y el periodismo literario.
  • Algunos de los trabajos del artista multidisciplinar Roberto Equisoain, incluidos sus libros escritos en lenguaje Blablablá.
  • Si lo vuestro son las historias del Oeste americano, esta antología de relatos editada por De Conatus es un imprescindible que no deberíais dejar pasar: El camino al oeste
  • Otro artista que usa los libros como materia prima arquitectónica es Jan Reymond. No dejéis de descubrir sus obras de estilo romántico.
  • En mayo también he tenido la oportunidad de charlar con Clara Obligado sobre su último artefacto literario: La biblioteca del agua. Una oda a Madrid y a todas las urbes y la historia que ocultan sus suelos.
  • Reseña de la novela El mundo ciego, una historia sobre lo que nos lleva a ser quienes somos y cómo se puede romper con ello.
  • Por último, unos breves apuntes sobre dos ensayos que tratan, de formas muy diferentes, del vello como elemento clave.

Las incorporaciones a la biblioteca

Este mes he intentado controlar mucho lo que ha llegado a mis estanterías. La causa principal han sido un par de pagos imprevistos, de esos que amargan un poco la existencia, que me han obligado a apretar un poco el cinturón.

mayo 2019

  • Desde la editorial Páginas de espuma he recibido la última obra de Clara Obligado: La biblioteca de agua. Como ya tenéis la entrevista/reseña publicada, no os cuento nada más.
  • De Harkaitz Cano y publicada por Seix Barral (que ha sido quien me ha enviado el ejemplar) me ha llegado La voz del faquir. De nuevo, la reseña ya está publicada y os he dejado el enlace un poco más arriba.
  • Un ensayo que apareció sin buscarlo yo es Depilación (definitiva), de María Barba y editado por Melusina. Admito que me sentí muy atraída por la estética del volumen. También tenéis la reseña publicada.
  • Me dio mucha lástima no haber podido acercarme a la presentación en mi ciudad de Cuando es invierno en el mar del Norte, de Leticia Sánchez Ruiz, editada por Pez de Plata. Así que le estoy muy agradecida por dejarme un ejemplar firmado para que lo recogiera al día siguiente. La reseña de esta novela negra la tendréis en breve.
  • En cuanto vi la reedición de Nórdica en su colección infantil ilustrada de Blancanieves no me pude resistir a encargarla. El cuento, traducción de la versión clásica de Jacob y Wilhem Grimm no aporta nada nuevo, pero las ilustraciones de Iban Barrenetxea son tan impacientes y añaden tanto color y detalles al cuento que solo por ellas merece la pena este capricho.
  • Como compra de última hora, Rebeca de Daphne de Maurier. Lo localicé en un rastrillo y espero no arrepentirme, porque me va a tocar lijar un poco los cantos para dejarlo presentable y la edición es además antigua, lo que me hace temer la calidad de la traducción.

Con esto cierro el balance del mes. ¿Hemos coincidido en alguna lectura? ¿Has leído alguno de los libros que tengo pendientes y te apetece comentarme tus impresiones? ¿Llevas a cabo algún tipo de resumen que te permita controlar tus lecturas? 

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